Al igual que los antiguos alumnos de IES echamos la vista atrás y nos emocionamos con lo allí vivido, tengo claro que los muros del centro también se estremecen cada vez que piensan en cada uno de los pupilos que allí hemos estudiado, y que hemos pasado de niños a hombres, de niñas a mujeres, en ese que fue durante un tiempo nuestro segundo hogar. Porque la educación brindada por este centro educativo va más allá de lo que pone en libros y apuntes, que también es importante, por supuesto. Y es que el Casas Viejas multiplicó las posibilidades de cualificación y, por fin, los jóvenes benalupenses pudieron salir a mansalva a cursar estudios superiores.
Ahora, los 25 años de vida son una excelente excusa para volver a ese que fue nuestro hogar, al igual que hace dos años volvimos, aunque fuera tan sólo por unos días, a cobijarnos bajo el techo del Tajo de las Figuras. Para ello están las actividades que el instituto ha programado y que ya han empezado a llevarse a cabo y que están en el cuadrito de abajo. Los platos fuertes, el 20 y, sobre todo, el 21 de abril.